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La historia de los ascensores

¿Quién no utiliza en su día a día un ascensor? Es obvio que todos nosotros. A día de hoy no podríamos concebir nuestra vida sin este tan preciado objeto, que nos levante y nos eleve hacia otras plantas en los edificios, nos ahorre tiempo en nuestra vida cotidiana, etc. Por ello, hoy hablaremos sobre la historia de los ascensores en barcelona, pasando por los primeros elevadores industriales para las fábricas, hasta llevar a los modernos ascensores para personas ubicados en las espectaculares oficinas y rascacielos por todo el mundo.

Ascensores clásicos, elevadores industriales

Todo comenzó hace años, por allá en el siglo III a.C., cuando se utilizaban ya por aquel entonces poleas con animales o personas para realizar las mismas funciones, aunque de forma más rudimentaria. Por aquel entonces se podían levantar personas y objetos con plataformas, pero siempre tenía que haber otra persona que en el otro extremo realizara la fuerza bruta, siempre con ayuda de poleas, para poder conseguir el fin, todo esto es cosa de la física.
Ascensores clásicos

Todo eso continuó de forma similar hasta que no llegamos al siglo XIX, época en la cual empezaron a utilizarse las máquinas de vapor. Por aquel entonces, se empezó a fabricar todo tipo de objetos que eran accionados con dicha tecnología, se empezaron a construir los primeros ascensores o elevadores, accionados mediante máquinas de vapor.

De este modo, situándonos a principios del siglo XIX, nos encontramos con los primeros ascensores hidráulicos en Barcelona, que eran usados principalmente en algunas de las principales fábricas de Europa. Se montaban sobre un émbolo de acero hueco, el cual caía en un hueco perforado en el suelo. De este modo, hacía de contrapeso y podíamos lograr el efecto deseado. Como dato, podemos observar que el agua que estaba dentro del cilindro a presión hacia subir el émbolo, ello hacia que la cabina cayera debido al efecto de la gravedad por su propio peso y fuerza del agua que era liberada por la presión. A medida que pasaban los años, estas instalaciones eran cada vez más profesionales y mejoradas, puesto que en las primeras podíamos encontrar que la válvula principal se debía manejar de forma manual si queríamos poder controlar la corriente del agua, todo ello mediante sistemas de cuerdas que funcionaban de forma vertical a través de la cabina de control. Así, las válvulas piloto y el control de la palanca, que eran las que regulaban la aceleración y deceleración, es decir, frenada del aparato, fueron unas mejoras que fueron añadidas de forma posterior a medida que se iba mejorando el aparato.

La transición de los elevadores industriales hacia los ascensores modernos

Años posteriores, se empezó a diseñar lo que podríamos entender ya como el ascensor moderno. Esto hizo que pudiéramos empezar a ver cómo se realizaban los pequeños cambios gracias a la revolución industrial. Las fábricas empezaban a cambiar y era necesario un aumento de la productividad, las personas debían moverse mucho más rápido, además de mejorar la rapidez en el transporte de los objetos. Todo esto hizo que pudiéramos pasar del conocido ascensor o elevador industrial al que comenzó a entenderse como el primer elevador o montacargas moderno. En él, las cuerdas pasaban a través de ruedas, que eran dirigidas por diversas correas, con el fin de hacer de contrapeso en las guías. Así conseguíamos que la fuerza descendiente que ejercían los dos pesos pudiera sostener la cuerda que se encontraba estirada contra la polea. Dicho proceso creaba la suficiente tracción o fricción adhesiva como para que la polea pudiera seguir tirando de la cuerda.

Ya por el año 1853, Elisha Otis, fabricante e inventor de Estados Unidos (EEUU), consiguió realizar la fabricación de un ascensor que estaba equipado con un dispositivo de control de seguridad, en aquella época era denominado como “seguro”. Esto podía hacer que en caso de la rotura de la cuerda pudiéramos frenar la caída de la cabina del ascensor. Gracias a este innovador avance en tecnología, hizo que se pudiera impulsar la construcción lo que conocemos hoy como ascensores modernos. 

Ascensores de fabricación moderna

Ya por el año 1870 en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, se pudo diseñar el primer ascensor moderno destinado principalmente para personas. Hasta esa fecha, su uso estaba destinado principalmente para el ámbito industrial, fábricas principalmente, y destinados a poder mejorar la eficiencia de los procesos de transporte y fabricación. Unos años más tarde, durante la década de los 70, se introdujo en el mercado el que se conoció como el primer ascensor hidráulico que funcionaba mediante engranajes de cables.

Ya entrando en los años 1880, Werner von Siemens, un inventor pionero alemán, consiguió introducir el motor eléctrico en la construcción de los elevadores y ascensores.
Ascensores modernos

Gracias a este invento, se podía conseguir que la cabina, que era la que sostenía el motor debajo de la misma, hiciera que pudiera subir por un hueco mediante engranajes formados por piñones giratorios que accionaban diversos soportes en ambos lados del hueco del ascensor. Unos años más adelante, en 1887, ya finalmente se construyó el primer ascensor eléctrico. El funcionamiento de éste era mediante un motor eléctrico, gracias al cual hacía que se girara un tambor giratorio, en el que se enrollaba la cuerda de izado.

En los años posteriores se empezó a masificar su uso, pero con el matiz que se empezó a desarrollar con mejoras, utilizando engranajes de tornillo sin fin. Éste conectaba el motor con el tambor, y era muy común su utilización salvo en casos concretos como los rascacielos o edificios que fueran muy altos.

Hasta el día de hoy, los ascensores eléctricos son los más utilizados en todo tipo de edificios en los principales edificios por todo el mundo, y como dato, existen de todo tipo de capacidades, algunos de Nueva York, como el del World Trade Center, es capaz de elevar hasta 4.536 kg de peso a velocidades de hasta 488 metros/minuto en las torres que tienen un total de 110 plantas de altura. 
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